Magalí Bofí

Dependencia emocional

Las relaciones pueden ser una fuente de apoyo y crecimiento, pero cuando nos vemos atrapados en dinámicas de dependencia emocional, pueden convertirse en una carga que afecta no solo nuestras relaciones, sino también nuestra salud emocional y física.

La dependencia emocional se caracteriza por una necesidad excesiva de afecto de una persona o grupo, a menudo en relaciones desequilibradas donde predomina la dependencia de una parte mientras la otra asume un rol dominante. Esta situación puede llevarnos a ignorar nuestras necesidades, olvidar nuestros límites y perder nuestra identidad.

Sin embargo, la dependencia emocional no se trata solo de una mala gestión de las relaciones, sino de un proceso interno en el que el reconocimiento de nuestros propios deseos y la construcción de una identidad propia son esenciales. En este sentido, puede convertirse en una oportunidad para fortalecer nuestra autonomía emocional y recuperar nuestro poder personal.

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¿Cómo se manifiesta la dependencia emocional?

– Baja autoestima: La dependencia emocional suele surgir de una relación deficiente con nosotros mismos. Cuando no sabemos quiénes somos ni qué necesitamos realmente, nos aferramos a otras personas para llenar ese vacío interno.

Malestar emocionalUna mala relación con los demás puede generar sentimientos desagradables como tristeza, rabia, culpa, vergüenza, frustración… y, en consecuencia, también aparecer la incómoda ansiedad en nuestras vidas.

Ciclo de control y sumisión: esta dependencia puede generar relaciones en las que una de las partes asume un rol dominante mientras la otra se somete. Esto provoca un desequilibrio en la relación que hace difícil salir de la dinámica.

Aislamiento: romper con nuestras relaciones puede fomentar el sentimiento de soledad y el aislamiento social. Nuestra inseguridad o falta de autoestima también puede contribuir a esto, lo que se ha demostrado que afecta enormemente nuestra salud mental.

Miedo a la soledad y falta de autonomía emocional: en lugar de vivir desde nuestra propia seguridad interior, tendemos a buscar validación constante en los demás. Esto crea una sensación de vulnerabilidad emocional y nos hace temer quedarnos solos.

Adicciones: como forma de afrontar conflictos y problemas en las relaciones, algunas personas pueden recurrir a la evasión mediante sustancias o conductas tóxicas y autodestructivas debido a una mala gestión emocional.

Reconocer estas señales es crucial para iniciar el cambio.

¿Cómo puede ayudar la psicoterapia a superar la dependencia emocional

La psicoterapia puede ofrecer un espacio seguro para abordar la dependencia emocional. No solo buscamos salir de esta dinámica, sino que trabajamos para reconstruir la autoestima y la responsabilidad emocional, elementos fundamentales para vivir de manera autónoma y equilibrada.

¿Cómo lo haremos? 

– Identificando patrones emocionales y relaciones desadaptativas: El primer paso es tomar conciencia de los patrones que nos mantienen atrapados y reconocer aquellas relaciones que son tóxicas o desequilibradas.

– Desarrollando la autonomía emocional: Aprender a cuidarnos, a tomar decisiones basadas en nuestros deseos y a establecer límites claros. Esto implica cambiar no solo nuestro comportamiento, sino también las creencias subyacentes que sostienen los patrones de dependencia.

– Potenciando la autoestima y la confianza: El proceso terapéutico ayuda a reconstruir una relación sana con nosotros mismos, a aceptarnos y a confiar en nuestras capacidades para tomar decisiones.

– Creando relaciones sanas y equilibradas: El trabajo terapéutico permite establecer relaciones basadas en el respeto mutuo, la confianza y la libertad individual, en las que ninguna de las partes se pierde en la otra.

La psicoterapia no solo busca alejarnos de la dependencia emocional, sino que nos invita a crecer como personas, estableciendo relaciones basadas en el amor propio y la seguridad emocional.